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Del libro El libro del tiempo y de la eternidad.

Sexto capítulo: Dominar el toro

Hemos hablado ya de Rosh ha-shaná, el 1 de Tishri, comienzo del año. Dije que es el día en que José sale de la cárcel. Quiero darles ahora algunos aspectos adicionales, esperando y confiando que Vds. mismos puedan hacer el puente entre ellos, de modo que no sea una comunicación vacía de eventos, sino que se convierta en algo muy vivo.

Por ejemplo, existe una costumbre cuyo significado deberíamos descubrir. Se dice que el ser humano, en ese día, come la cabeza del cordero. Sabrán que el momento de la creación cae bajo el signo de shor, toro. También es la letra álef. El toro juego un papel muy importante en toda la historia, porque de hecho es el signo bajo el cual el mundo aparece. Esta aparición en el signo de Tauro dice que aquello que es el toro, es decir, uno de los cuatro fundamentos de los elementos del trono, es la manera en que el mundo se presenta. También la idea del toro que cornea juega un papel en la Biblia hebrea. Allí se dice que su dueño es responsable de los estragos que causa por sus escapadas. Debe ser dominado. Bajo la denominación del “toro corneando”, caen todas las catástrofes naturales, también las catástrofes en el ámbito personal. Alguien que no se domina a sí mismo, es alguien que no domina a su toro. Como ser humano debe asumir la responsabilidad de dominarlo.

El ser humano aparece en el punto culminante de su desarrollo. Recibe el mundo como regalo: tómalo, así es. Y puede decirse que es responsabilidad del ser humano llegar al mundo como salvador, dar la vuelta a todo el asunto y devolverlo a casa.  No para que diga: “lo he recibido, estupendo, ¿cómo puedo disfrutarlo?” Porque cada paso en esta dirección significa que tu toro se escapa. No hay posible concesión en este punto. “Sí, pero es normal que escape, le pasa a todo el mundo”. Entonces soy yo el único que no participa de esta normalidad.

Significa que para el ser humano no hay otro camino que el regreso a casa, dar la vuelta de inmediato. Solo por este motivo viene al mundo. Y es un gran riesgo y una aventura importante, ese encargo del ser humano, porque no tiene por qué regresar. A este respecto tiene completa libertad y responsabilidad. Todo está decidido de antemano, salvo su comportamiento en este punto. Cómo esta libertad y responsabilidad se concretarán en los acontecimientos sucesivos es un misterio, de momento. Porque por un lado existe una curiosa relación entre los sucesos y su comportamiento, mientras que por otro lado debemos decir: los sucesos están asegurados desde siempre. Es algo imposible de deshacer. Es inútil intentar deshacerlo mediante el camino de la causalidad, porque irá mal. Es un cálculo equivocado, un callejón sin salida.

Quizás se acordarán de una conversación entre el lado masculino y femenino de Dios. ¿No queremos que venga el ser humano? Vendrá, pero es una aventura espantosa, y un gran pánico se instala hasta en las regiones más altas. No es que Dios diga: “conozco el juego y todo el desarrollo bastante bien, mientras que el ser humano lo desconoce. Ciertamente en primer lugar protestará, pero al final regresará a casa sano y salvo”. Nosotros podríamos acaso sacar estas conclusiones causales, pero no es así. Es un momento de la mayor oscuridad y de intensa desesperación.

En el Nuevo Testamento se expresa en ese momento de total abandono: Todo ha desaparecido, ¿cómo podré seguir? Nada ya concuerda. Si concordara podríamos decir: “Las cosas van mal en el mundo, pero en el fondo es mejor”. Pero entonces por qué la pregunta ¿por qué me has abandonado? Sería un juego, una obra de teatro, para tomarse una taza de té después. Pero no es así. Es un drama que se desarrolla hasta sus últimas consecuencias, involucrando al creador. El ser humano recorre su camino y el mundo se pierde, solo queda destruirlo. Siempre estamos ante esta dualidad, que no tiene denominador común, es decir, la destrucción del mundo, y a pesar de ello saber que regresará a casa. ¿Cómo se sostiene eso? Si el mundo finalmente llega a casa ¿por qué entonces este miedo? Porque el miedo, de hecho, está. Y el regreso a casa es algo que está tan lejos que dirás “he oído algo, pero no lo vivo, no es para mí. Tengo miedo al futuro y no estoy tan seguro como aparento”. La famosa dualidad en el ser humano.

 seguirá…

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Del libro Encuentros con Ángeles y Seres Humanos
(de próxima publicación)

Birnbaum y el sionismo.

Nuestras conversaciones tocaban muchas áreas. Quiero mencionar solo algunas que tienen relación con mis apuntes.

Nathan Birnbaum tenía una actitud inequívoca frente al sionismo. Para él, la salvación era una intervención divina, independientemente de lo que pueda pensarse de Dios. “Israel” para él era el “pueblo de Dios”. Por eso, una solución causal, entendible, política del “problema judío” era absurda. Le quitaba al judaísmo su fundamento, su nervio vital. El camino de la salvación solo podía ser un acercamiento a ese Israel (en cada ser humano) y para ello se requería un judaísmo vivo y verdadero. No tiene nada que ver con el nacionalismo. No se trata de un país específico. Para él, el sionismo era paganismo puro y en forma óptima.

Unos asentamientos con una política de poder en Palestina -en aquellas fechas, no se conocía aún el nombre Israel para el estado- no podía nunca ser judío, todo lo contrario, era antijudío, peligroso. Tanto para el lado corporal como el lado del alma.

“Sé que me odian por mis opiniones. Si pudieran, me matarían. Pero no se atreven, porque mi nombre tiene aún algún lazo sentimental con el comienzo, con Herzl. Pero se ha hecho todo lo posible para hacerme callar. En este sentido, me han matado ya”.

“Pero puede difundir sus pensamientos. Sigue estando vivo, puede hablar, contar, argumentar”.

“Ese es el engaño. Hay que ver el mundo como es. Los pensamientos entran en el mundo por la prensa, por editores. Y seguramente usted se ha dado cuenta ya de que no han publicado ningún artículo firmado por mí. Tenía que hacer mi propia revista, pero ahora se obstaculiza y se boicotea por doquier. Ningún editor quiere trabajar para mí, debo de hacer una editorial yo mismo. ¿Por qué? Lamento tener que decirlo, pero es la verdad, la prensa está firmemente bajo la influencia de ciertos círculos judíos. Y esos círculos, hoy en día, son sionistas. El nacionalismo es el gran ídolo y el gran negocio. No es necesario que se tenga influencia económica sobre la prensa, basta pertenecer a esos círculos. Y tengo muchas pruebas de que hay una especie de acuerdo tácito para no dejarme hablar. En todo caso, no con mis ideas. Les gusta utilizar mi nombre, donde puede ser útil. Frente a mis ideas, sin embargo, son duros, consecuentes, crueles. Son leyes no escritas. Se dice de mí que soy viejo, pasado de moda, sin comprensión en cuanto a las necesidades de hoy en día. Y se me dice, amablemente, con cualquier excusa, que no es posible. Los editores no se atreven a publicar nada escrito por mí. Serían boicoteados enseguida. No me gusta, pero es la verdad, esos círculos dominan la opinión pública. Como judío solo se puede publicar textos conformes con el sionismo. Aunque un hombre de cierta importancia quisiera otra cosa, no puede hacerlo”.

Era cierto. Yo mismo había tenido que dar mi nombre y mi dirección para posibilitar la publicación de un a revista quincenal La Llamada. Yo, estudiante y asistente desconocido, porque ninguna otra persona en Holanda se atrevía a hacerlo. Y me acuerdo de las cartas amenazadoras, también de intentos amables de disuadir a Birnbaum de publicar, es decir, de expresar libremente su opinión sobre Palestina.

Los sionistas consideraban que toda distracción de Palestina era traicionar el asunto nacional. Y lo decían con total claridad. Visitaban a Birnbaum y le apremiaban con palabras suaves o duras, para dejar el asunto.

Sin embargo, con Birnbaum no había posibilidad de discusión. El sionismo solo conocía el nacionalismo material, que había entrado al mundo desde la ilustración, el racionalismo. Una mezcla de sangre, mística, país. Por ello todos los demás nacionalistas entendían el sionismo de inmediato. Pensaban: ¡por fin! Esos judíos van a volverse normales, ya no son tan terriblemente diferentes. Por fin se moverán en esta realidad terrenal de pies sudorosos, empresa del textil, bancos. Ese otro judaísmo era aterrador como la muerte. También el Mesías estaba con ellos. Se les perseguía, se les mataba a golpes, como se haría también con el Mesías, tan pronto como quiera ser algo diferente que predicador.

Con Birnbaum llegue a conocer el poder de la prensa y la construcción de la opinión pública. Vi como era de fácil. La masa no piensa. La masa es solo emocional, y se la puede manejar con facilidad, siempre y cuando se actúe maliciosamente. Y es fácil ser malévolo solo con conocer esta realidad. Entonces la maldad es una condición de vida. Se es malévolo si se conoce únicamente el pensamiento causal, la historia y la geografía. Si no se sabe nada de la otra realidad en el ser humano, en el mudo. Solo esa ora realidad da un sentido eterno a la historia y eternidad a la geografía.

Llegue a conocer ese poder de forma más acusada aún, en el caso del hijo más importante de Birnbaum, el poeta y pintor, un ser humano realmente grande, Uriel Birnbaum. No tuvo acceso al público, simplemente porque la prensa y los editores por acuerdo tácito, se lo negaron. Un poco más adelante hablaré de mis encuentros con él.

El mundo admirado, casi no puede comprender aquello de los judíos,
casi olvida odiarlos.
Desde que son “Israel”, el país. Es decir, desde que, finalmente, tiene
judíos que encajan.
Uriel Birnbaum

 seguirá…

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Del libro Experiencias divinas

El nombre Elokim

Bajo este nombre habla Dios en este primer capítulo de la Biblia, en el cual llama al mundo a la vida. Dios tiene en la Biblia varios nombres. Esencialmente dos, que son mencionados constantemente y se traducen como Dios y el Señor. El Señor, en hebreo, es el nombre con las cuatro letras yod-hé-vav-hé, el tetragrama, que no puede pronunciarse. Pronunciarlo sería inmovilizarlo, formularlo.

Pronunciándolo rompes el silencio, podríamos decir, déjalo entero, sano, santo y di el Señor, o ha-Shem, el nombre. Se toma muy en serio, porque enfrente del lado consciente del ser humano hay algo que no puede tocarse ni formularse. No hay imagen que viniendo de allí pueda estar aquí. La palabra hebrea pesel, imagen, se escribe igual que pasul, inválido. Es decir, por favor, ninguna rigidez. Una imagen para vivirla, eso sí, que puede desplegarse en múltiples vivencias.

¿Cómo vivir a Dios en su nombre Elokim? No como lo hacen los teólogos, sino que queremos intentar acercarnos sintiendo que somos parte. ¿Qué dice la palabra? Elokim en hebreo es plural, la terminación im designa un sustantivo masculino plural. Elé significa esos, estos, aquellos, es decir, todo lo que puede aparecer aquí, todo lo que puede señalarse aquí y también todo lo que puede imaginarse aquí. Todo lo que aparece aquí por separado, está en Dios en plural, y todo aquello que puede ser señalado o imaginado, está en Dios en multiplicidad. La cábala lo explica como de múltiples capas; que haya algo en múltiples esferas, en cada esfera diferente, pero siempre lo mismo y siempre unido.

Y eso otro enfrente que dice al ser humano yo asemejo ¿no podría significar que mi yo sienta las mismas múltiples capas y que cada una de esas capas, esa multiplicidad, sean par mí posibilidades de experiencias y de vivencias?

Nuestra pregunta era: ¿Cómo vivir a Dios en su nombre Elokim? Se ha formulado igual desde hace dos o tres mil años, y ya entonces se decía que todo está presente en el ser humano desde siempre. En sus raíces están depositadas todas las vivencias, quizás muy profundamente enterradas y muy alejadas de la vida en este mundo concreto.

Se dice que Elokim es el lado de Dios que tiene que ver con la noción de justicia, de la ley. Así es justo, decimos. En la justicia de Elokim no se piensa solo en juzgar, sino en ajustar, enderezar, en unir los fragmentos rotos y dispersos, es decir, en un levantamiento de lo caído. Así la palabra hebrea que se traduce siempre con venganza, no dice otra cosa que levantar lo caído. Algo que ha caído se levanta, se pone en pie. En el caso de la justicia, la ley, pensamiento siempre que se juzgará objetivamente, causalmente, con severidad. Sin embargo aquí nos topamos con esas múltiples capas, donde juzgar significa una especia de reparación, la recomposición de lo roto, de toda fractura.

El principio de las múltiples capas.

Lo que tú ves está en un solo medio, se dice, pero existen muchos medios de muchas formas. La justicia es la garantía de que todo lo que está, tenga un sentido. Todas las semillas, por ejemplo, de seres humanos y de animales que no llegan a vivir por no encontrar un huevo para su fecundación, también a todas estas semillas se hará justicia, permitiendo que en otras capas lleguen a vivir, que encuentren allí su huevo, su posibilidad. Elokim contiene toda esta pluralidad, todas las posibilidades están contenidas en Él.

Podríamos pues imaginarnos a Él también desde este principio de las múltiples capas, que incluye que haya justicia para todo, que nada exista sin sentido o sin destino, y lo mismo vale por supuesto para nuestra vida. Ningún encuentro, ningún suceso por cruel o feo que sea, puede no tener sentido, porque hay justicia. Aunque estés desesperado, tu desesperación es una señal que anhelas, que deseas la justicia, es decir, no eres un Ser neutral que constata simplemente y que deja las cosas estar. Curiosamente, en la tradición judía se llama a un ateo y burlón apikoros, es decir un epicúreo, un librepensador, para quien solo existe el lado terrenal. Pero justamente porque existe la multiplicidad, también ese comportamiento tiene sentido, porque muestra que existe el anhelo.

 seguirá…